Diez años después de la masacre ocurrida el Día de San Valentín en el pueblo minero de Harmony, Tom regresa a su lugar natal para vender la mina familiar. Pero junto con su llegada, una serie de asesinatos comienzan a ocurrir inesperadamente aterrorizando a los habitantes del pueblo quienes creen que es obra de Harry Warden, el minero asesino que está de regreso.
La ola de remakes de slashers ochenteros continúa a paso firme y en 2009 le tocó a "My Bloody Valentine", un slasher canadiense de 1981 con un interesante asesino en serie, que en su momento pasó bastante desapercibido.
La novedad principal de este remake es que está rodado en 3-D para vender más entradas, y hay que destacar que esa táctica funcionó muy bien ya que la película recaudó 100 millones de dólares en todo el mundo.
Independientemente del aspecto comercial, esta nueva versión de "My Bloody Valentine" superó con creces mis expectativas al encontrarme con una película brutal y sangrienta muy superior a la original.
La historia principal tiene una que otra variación con respecto a sus personajes, y afortunadamente el director deja bastante de lado el triángulo amoroso entre los protagonistas que representaba una parte importante en la película original y que le restaba bastantes puntos.
Lo que sí se repite en ambas versiones es el minero asesino que en esta ocasión está mucho más sádico y sanguinario, cometiendo una gran cantidad de asesinatos más explícitos y brutales.
Por supuesto que esta nueva versión no es perfecta y tiene los defectos que casi todos los slashers similares a este poseen: personajes estúpidos, actores malos, fallos argumentales y un final rebuscado que trata de ser original y no lo logra.
Dejando de lado esos defectos, "My Bloody Valentine" es un film entretenido que brinda lo que promete: muertes sangrientas, un poco de sexo, suspenso y un psicópata despiadado que se encarga de masacrar a cualquiera que se le ponga por delante.
8.7/10
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