Glass (2019)

David Dunn pasa sus días protegiendo a los ciudadanos del crimen mientras busca a "La Bestia". Cuando el superhéroe y el villano se conocen, ambos son capturados y enviados al mismo hospital psiquiátrico donde se encuentra internado Elijah Price, para así ser estudiados por la Dra. Staple quien se propone demostrarles que no tienen poderes.

Mayúscula fue la sorpresa cuando al final de "Split" David Dunn hacía su aparición dejándonos en claro que la película formaba parte del universo "Unbreakable".

M. Night Shyamalan conseguía su trabajo más aplaudido en varios años y no tardaba en anunciar que su siguiente proyecto sería el crossover entre ambas películas, lo que nos garantizaba el enfrentamiento entre el superhéroe anónimo de la capa y el villano de las 24 personalidades.

Y dicho combate es lo que "Glass" nos entrega, pero no es un combate que podamos ver en una producción de Marvel o DC ya que si bien no falta la acción esta es más bien secundaria, el combate es emocional, ideológico, con un enfoque comiquero similar al de "Unbreakable" pero a su vez retorcido como en "Split".

Ambientada en su gran mayoría dentro de un hospital psiquiátrico, "Glass" reúne a los tres protagonistas quienes son analizados por una doctora que pretende dejarles en claro que sus supuestos poderes no son más que producto de alteraciones mentales.

Dentro de dicho contexto, James McAvoy es quien se roba el show ya que sus múltiples personalidades hacen aparición y el intérprete pasa en segundos por personajes totalmente opuestos con una total credibilidad que permite diferenciarlos sin necesidad de nombrarlos.

Bruce Willis regresa con el personaje al que dio vida 19 años atrás y aunque se lo nota algo cansado cumple con lo justo; Samuel L. Jackson mantiene esa veta de fascinación, patetismo y oscuridad que rodeaba a Mr. Glass siendo el que mayor sentido le da al mensaje que Shyamalan quiere transmitir.

Yendo a la consolidación de esto último, hay que aplaudir al director hindú ya que se atrevió a realizar un final arriesgado que no escapa de contener los tantos giros habituales de sus producciones, pero que cierra sin fisuras una trilogía única en su tipo.

8.0/10