Buffy Summers y su madre llegan al pueblo de Sunnydale buscando un nuevo comienzo. Pero Buffy no es una adolescente como cualquier otra, ha sido elegida para cumplir el rol de Cazadora protegiendo a la gente de vampiros y demonios. Adaptándose a su nueva escuela, Buffy se hace amiga de Willow y Xander, quienes se convierten en sus fieles aliados en la cacería, además de conocer a Giles, el bibliotecario de la preparatoria designado para ser su Vigilante y guiarla en su lucha contra los vampiros de Sunnydale.
Un par de años después de ser el guionista de una intrascendente comedia para adolescentes llamada "Buffy, la cazavampiros", Josh Whedon decidió encargarse él mismo de tomar las riendas del proyecto que no funcionó como película para ilustrar su idea en una serie de televisión.
¿El resultado? Una de las series más aclamadas de finales de los 90/comienzos de los 2000 que consiguió un enorme éxito que se extendió durante siete temporadas alcanzando un estatus de culto que, incluso 17 años después de su finalización, mantiene a Buffy vigente.
Iniciando como uno de los tantos shows para adolescentes de aquel entonces, Whedon no tarda mucho en dejar en claro su idea de diferenciarse del resto yendo mucho más allá incluso sin descuidar al público al que inicialmente la serie está dirigida.
No resulta difícil tampoco encariñarse de inmediato con los tres protagonistas y volverse parte del otro lado de la pantalla del que luego se conocería como la Scooby-Gang, Whedon construye personajes memorables a los cuales vemos crecer temporada a temporada atravesando la etapa del paso de la adolescencia a la adultez.
Haciendo un paralelismo entre los eventos sobrenaturales y la vida, "Buffy, la cazavampiros" se vuelve progresivamente más seria pero siempre sin perder ese natural encanto que caracteriza al show, vemos a los protagonistas batallando contra vampiros y demonios al mismo tiempo que atraviesan, disfrutan y sufren las consecuencias de la vida.
Es cierto que durante la primera temporada es inevitable no prestar atención a múltiples detalles absurdos y los efectos especiales vistos hoy en día son dignos de una de esas producciones de serie B tan económicas como simpáticas, no obstante, si omitimos esos detalles que luego van mejorando se puede disfrutar de la serie sin ninguna culpa.
Desde su llegada al pueblo de Sunnydale, donde se encuentra la Boca del Infierno que atrae a toda clase de monstruos, conocemos, observamos y vemos transformarse a Buffy Summers en un auténtico icono televisivo; una mujer combativa que no necesita de un hombre para ser rescatada al comienzo, una mujer aún más poderosa que se convierte en la Cazadora encargada de proteger la ciudad volviéndose una indiscutible líder hacia el final.
Aunque nunca fue premiada con ningún Emmy que en incontables ocasiones podría haber merecido, Sarah Michelle Gellar se transforma en toda una referente del poder femenino, dota a Buffy de esa indiscutible fuerza y valentía necesarias para ser la Cazadora, pero también de la vulnerabilidad característica de cualquier adolescente. Aplaudimos sus cacerías, reímos con su sarcástico sentido del humor y sufrimos a la par de ella cuando debe afrontar momentos difíciles.
Siendo sus dos fieles aliados desde el primer hasta el último episodio, tanto Alyson Hannigan como Nicholas Brendon componen a los -no menos- queridos por el público Willow y Xander, dos personajes que son mucho más que el respaldo de Buffy, teniendo a lo largo de las temporadas una importancia mayúscula para los triunfos de la guerrera.
De hecho, si bien es Buffy la protagonista absoluta de la serie, ambos son igual de imprescindibles en este show y es especialmente Willow quien presenta el mayor crecimiento a través de los años como una adolescente inteligente pero cohibida, para transformarse en una poderosa bruja segura de sí misma y encargada de brindar el que muchos (me incluyo) consideran el romance más memorable de la serie junto a Tara.
Con el trío protagónico y una serie de personajes secundarios que tampoco tienen desperdicio (Giles, Anya, Spike, Angel, Cordelia, Faith, entre otros tantos), Whedon construye 144 episodios donde vemos a Buffy enfrentarse a innumerables vampiros y demonios con la fortaleza de la Cazadora y frente a némesis de peso como Glory, el Primero, Adam, El Alcalde, el Maestro, Angelous, Spike en su etapa maligna e incluso la versión oscura de Willow.
Elegir un capítulo favorito de esta serie sería difícil ya que tiene algunos que son enormes, otros diversión pura y el resto emotividad de sobra, pero definitivamente hay tres de ellos que son los más emblemáticos y venerados por los fans:
"Hush" ("Silencio") donde Whedon construye un capítulo casi mudo demostrando una creatividad enorme y presentando a unos de los villanos más tenebrosos de la serie, Los Caballeros.
"The Body" ("El cuerpo") tal vez el más realista de toda la serie ya que se aborda la muerte de un familiar desde un punto totalmente realista, con reacciones humanas de todos los personajes y con cantidades de lágrimas producto de ello.
"One More with Feeling" ("Otra vez con sentimiento") un musical digno de Broadway donde los protagonista quedan bajo el encanto de un demonio de la industria, bailando y cantando pegajosas canciones donde todos ellos dicen verdades que tuvieron calladas durante mucho tiempo.
Única e irrepetible, transgresora y tan valiente como su combativa protagonista, "Buffy, la cazavampiros" es una serie de culto por múltiples razones, una de esas series que no sólo la seguís apasionadamente, sino que te volvés parte de ella capítulo a capítulo convirtiéndote en un miembro más de la Scooby-Gang. Quienes crecieron a finales de los 90/comienzos de los 2000 con ella pueden considerarse afortunados ya que seguramente fue toda una experiencia seguirla semana a semana durante siete temporadas, para todos aquellos que deciden verla incluso 17 años después de su finalización (como en mi caso) pueden estar seguros que quedarán tan encantados como los espectadores de aquel entonces ya que Buffy fue, es y siempre será una serie memorable como pocas.
9.2/10
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