A finales de la década de los 90 llegó a los cines esta provocativa película llamada "Cruel Intentions", que enseña que la frase de "No hay que juzgar a un libro por su portada" es cierta al resultar mucho mejor de lo que se podría haber esperado.
Debo admitir que en un comienzo la historia no me atrajo para nada: dos hermanastros millonarios que se ve que no tienen nada mejor que hacer, se dedican a hacer apuestas sexuales como si las personas fueran simplemente un objeto dentro de su erótico juego.
Pese a la superficialidad que al principio tiene y que por momentos destila, dicho juego está desarrollado de la manera provocativa pero a su vez divertida, cosa que ayuda a adentrarse en la historia e irse involucrando progresivamente hasta el final.
Final que resulta completamente inesperado y se define como una acertada desembocadura de los hechos anteriormente mencionados, que hacen de "Cruel Intentions" una película competente que entretiene y seduce por igual.
7.7/10
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