David Sumner, un astrofísico americano, se traslada a vivir al pueblo rural de su mujer Amy. Acostumbrado a evitar los acontecimientos violentos, David se encuentra en un entorno donde las cosas se arreglan de una manera que no comparte. Todo cambiará cuando el astrofísico se ve obligado a enfrentarse a un grupo de agresores que los atacan a él y a Amy, comprendiendo que debe recurrir a medidas extremistas para defenderse.
Que la violencia está presente en toda clase de sociedades es algo innegable, que podemos toparnos con ella incluso en el lugar menos esperado también, pero en cualquiera de los casos cada uno puede decidir si ser promotor u opositor de ella.
Hay circunstancias que empujan hasta a la persona más pacifista a tener que hacer uso de la violencia, circunstancias que atentan contra la ideología personal y especialmente contra la integridad física, llevando al límite y provocando una explosión posterior teñida de sangre.
Sam Peckinpah ilustró esta cara latente de la violencia a través de la aclamada "Straw Dogs", una película transgresora en su momento, pero que hoy en día carece de la contundencia que tuvo a comienzos de los 70.
Si bien el concepto social desde el que el director se posiciona es categórico al igual que la disfrutable venganza, los personajes resultan forzados y poco creíbles, el contexto los salva ya que se mantiene cierta congruencia para con el ambiente, pero no se puede decir lo mismo de sus acciones.
"Straw Dogs" es una película cuya importancia es innegable y su planteamiento socialmente real, no obstante, el paso del tiempo la castigó más de lo esperado restándole prestigio y debilitando el debate que la violencia que retrata merece.
6.0/10
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