Coco (2017)

Miguel sueña con convertirse en un gran músico y crece admirando a su mayor ídolo, el cantante Ernesto de la Cruz. Pese a su talento, su familia se niega a que siga el camino musical y le prohíbe participar del concurso realizado el Día de Muertos. Desobedeciendo a su abuela, Miguel persigue su sueño y accidentalmente termina llegando a la Tierra de los Muertos, donde se adentrará en su desconocido legado familiar.

La muerte es una realidad tan innegable como la vida, de ella nadie se salva ya que en algún momento termina llegándonos a todos. Se le puede temer, respetar o simplemente aceptar como lo que es: el final del ciclo de la vida.

En contraste de en muchos lugares donde se evita hablar de ellos, en México los muertos tienen su propio día donde son homenajeados por sus familiares en una colorida celebración que celebra el paso por la tierra de quienes ya no están.

¿Realizar una película animada hollywoodense basada en una de las tradiciones más representativas de México? Decir que la idea era arriesgada es quedarse corto ya que no sólo podría haber sido una catástrofe económica, sino también una ofensa al país donde se desarrolla.

Muchas veces hemos dicho que Pixar todo lo puede, ¿cuántas emblemáticas obras nacidas en base a originales ideas creó la productora?, y con "Coco" consiguen nuevamente demostrar su maestría construyendo otra joya que siempre digna de ser recordada.

No es de extrañar que en México la película haya gustado tanto al punto de convertirse en la más taquillera de su historia, "Coco" es probablemente la carta de amor cinematográfica más bella que el país azteca podría haber recibido.

Con un trabajo de investigación notable, la cultura mexicana y el Día de Muertos son representados con impecable cuidado capturando la esencia de la festividad, no hay estereotipos forzados, todo lo contrario, el respeto para dicho país prevalece constantemente.

A esta altura nadie se sorprenderá por la calidad de la animación de Pixar ya que sobran ejemplos de su perfección visual, pero lo que hicieron con "Coco" es un regalo a la vista: los colores, los diseños de los personajes humanos/muertos, la Tierra de los Muertos y Santa Cecilia, los alebrijes. Perfección absoluta, no hay otra definición.

En cuanto a la historia, es cierto que se reduce a la de un chico tratando de cumplir su sueño, no obstante, el contexto es lo que la revaloriza, el tratamiento tan ameno (pero siempre cercano) a la muerte y la importancia de la familia se mezclan en un combo imposible de fallar.

Y cuando digo imposible de fallar es por dos motivos: el primero, el alto nivel de diversión que garantiza que el público infantil la disfrute incluso con una trama que muchos no comprenderán del todo, además de que funciona como una ágil guía didáctica de la cultura que retrata y que muchos fuera de México no conocen con tanta profundidad.

El segundo y el principal motivo por el cual "Coco" tocará en el corazón a la mayoría: la emoción. Si el comienzo de "Up" y el final de "Toy Story 3" eran consideradas las secuencias más lacrimógenas de Pixar, "Coco" suma un maravilloso desenlace y varios momentos previos con los cuales las lágrimas surgirán con la misma facilidad que la alegría a causa del mensaje que deja.

Carta de amor a México, muestra cultural del Día de Muertos, fábula acerca de la muerte hecha para que toda clase de público pueda comprenderla (y disfrutarla), "Coco" es todo eso y mucho más, es un triunfo visual y un golpe directo al corazón contenedor de una sensibilidad única. "Coco" es otro arribo de Pixar al olimpo del cine de animación, una obra maestra del género, una película para reír y llorar, una para recordar.

10/10