Los perros de Megasaki City son exiliados en una isla usada como vertedero de basura luego de un grave brote de gripe canina. Negándose a aceptar la pérdida de su amigo, Atari, un niño de 12 años, emprende viaje hacia la isla para encontrar a su perro y volver con él.
Incursionando en el cine animado por primera vez en 2009, Wes Anderson entregó una delicia del stop motion llamada "Fantastic Mr. Fox".
Nueve años después, el director regresó al género con otra joya protagonizada por animales parlantes más humanos que los propios hombres.
"Isle of Dogs" nos lleva a una ciudad ficticia llamada Megasaki City donde se ha desatado un brote de gripe que tiene como responsables a los perros, los cuales son exiliados a una isla utilizada como vertedero de basura, donde deben ingeniárselas para sobrevivir día a día.
En dicho contexto conocemos a los protagonistas caninos y a la mencionada isla llega el único humano con peso en la trama, un niño de 12 años que está dispuesto a hacer lo que sea para recuperar a su amigo, representando con luminosidad el amor incondicional que los animales despiertan.
Haciendo una explícita pero cuidada crítica social, Anderson utiliza a los perros como eficaz herramienta para transmitirla, agregando sutiles y a su vez exquisitos toques humorísticos que tal vez los más chicos no comprendan, pero seguramente los adultos apreciarán.
Dentro del aparatado técnico la película es un regalo a la vista: el diseño de los personajes, lo detallados que están los escenarios, la isla de la basura, los objetos japoneses. Un presente a los ojos acompañado por un deleite a los oídos aportado por esa impecable banda sonora que Alexandre Desplat compuso.
Destinada a quedar como una película referente del cine de animación actual, Wes Anderson se anotó otro contundente triunfo con "Isle of Dogs" que es una de las propuestas del género más valiosas que nos entregó el 2018.
9.5/10
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