Condenado por una bruja a la inmortalidad, Kaulder se dedica a mantener el orden en Nueva York. Cuando su ayudante es maldecido por un poderoso hechicero, el cazador se propone acabar con él antes de que pueda llevar a cabo su plan más maligno.
Apoyándose en el suceso que obtuvo ese año con "Furious 7", Vin Diesel se bajó momentáneamente de los autos multiusos de la franquicia para cazar brujas en "The Last Witch Hunter".
Sin ser una película incinerable, estamos ante una superproducción que no cumple con el nivel de entretenimiento/espectacularidad necesarios, quedándose a medio camino por culpa de su constante indefinición.
Repleta de bromas fáciles que le impiden ser seria e intentando tomar un camino oscuro que claramente no es el apropiado por su escasa seriedad, la historia no se define nunca hacia qué lado quiere ir y termina cayendo en el terreno de los clichés que todos conocemos de memoria.
De todas maneras y pese a su fallido guión, cumple (con lo justo) brindando algunas secuencias de acción bien construidas, los efectos especiales no son deslumbrantes pero sí aceptables y las brujas representan una amenaza ideal (pese a no ser explotadas en todo su esplendor).
Tropezando en el intento de iniciar una nueva saga donde interpretarse a sí mismo nuevamente, Vin Diesel demuestra acá que su presencia no es un motivo esencial para alcanzar el éxito o dotar de calidad a una película que no la tiene, y "The Last Witch Hunter" es un tan claro (pero no por eso menos llevadero) ejemplo de ello.
5.5/10
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