Al morir su padre, Joey cree que se comunica con él a través de un teléfono de juguete. Pero quien está detrás del teléfono no es su padre, sino un muñeco ventrílocuo que representa una amenaza para el niño.
Tomando un poco de "Poltergeist", otro tanto de "E.T." y adelantándose unos años a "Chucky" y a "Matilda", "Roland Emmerich dirigió en 1985 esta película llamada "Joey".
Haciendo un balance de géneros, el director alemán narra una historia de fantasía, con algunos toques de terror y un espíritu infantil que nunca se pierde.
Aunque no trascendió de esta película, el muñeco diabólico no tiene nada que envidiarle a otros pares y resulta tan maligno como debe ser (considerando que se enfrenta a un niño).
Los efectos especiales hoy en día no tienen impacto, pero considerando la fecha y que fueron hechos en Alemania, son más que decentes y las secuencias telequinéticas poseen encanto de sobra.
En resumen, "Joey" es una película con más simpatía que técnica y la influencia de las producciones anteriormente mencionadas no se disimula, no obstante, el resultado es una odisea amena juvenil muy propia de los años 80.
7.7/10
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