Intentando controlar el espíritu diabólico que vive dentro de suyo, Johnny Blaze se ha retirado a vivir solo en un lugar apartado del mundo. Pero cuando un monje llamado Moreau lo localiza, le ofrece un trato que no podrá rechazar: encontrar a una mujer y a su hijo que han sido secuestrados por los secuaces del diablo, a cambio de terminar con la maldición que vive en su interior.
En el 2007, el conocido personaje de los cómics Ghost Rider fue llevado a la gran pantalla a través de una superproducción entretenida pero decepcionante para los seguidores de sus historietas.
Y si bien no fue un éxito en la taquilla, su rendimiento le permitió que cinco años después se hiciera esta secuela titulada originalmente "Ghost Rider: Spirit of Vengeance", que termina de enterrar bien profundo al motorista fantasma.
Hay que decir que el comienzo con esa adrenalínica persecución automovilística parece auspicioso, pero terminada esta misma y en el mismo instante que un Nicolas Cage ininputable entra en escena, la adrenalina va descendiendo cada vez más hasta desaparecer.
Es insólito que teniendo un superhéroe con tanto potencial como el motorista fantasma se lo desperdicie de una manera tan penosa y salga tan poco, encima tampoco tiene momentos muy destacables que digamos, a excepción de ese bizarrísimo momento donde se pone a orinar fuego.
Fuera de eso no hay mucho más para destacar, los villanos son patéticos, Nicolas Cage no tiene nada que envidiarles, y por ahí de lo poco rescatable que hay se puede mencionar a los efectos especiales dignos de un film de serie B, que por lo menos se destacan cuando el motorista enciende en llamas los vehículos a los que se sube.
"Ghost Rider 2" es una película mala en todo el sentido de la palabra, tanto que hace parecer que la primera parte es buena, y también es una nueva demostración de que es mejor dejar al motorista fantasma en los cómics y no seguir matándolo en la gran pantalla.
4.4/10
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