Mientras se encuentra dentro de una cabina telefónica, Stuart Shepard, un ambicioso publicista de Nueva York, recibe una llamada de un misterioso hombre que comienza a atormentarlo con detalles de su vida privada. Pero cuando está a punto de colgar, el hombre detrás del teléfono le dice que lo está observando con la mira telescópica de su rifle y que si cuelga morirá.
Los espacios cerrados son lugares ideales a la hora de desarrollar una historia de terror, apelando a generar una constante sensación de claustrofobia que lleva al espectador a sentirse en los zapatos del sufrido protagonista.
Algo muy similar pasa con este desesperante y a la vez disfrutable thriller titulado originalmente "Phone Booth", y desarrollado casi en su totalidad dentro de una cabina telefónica.
Y con sólo un escenario principal tan reducido como ese y con un protagonista al borde de un colapso de nervios por la desesperante situación en la que se encuentra, el director Joel Schumacher logra desarrollar una historia llena de tensión que mantiene ese turbulento ritmo hasta el final.
Colin Farrell está genial interpretando a la desdichada víctima de turno, atormentado constantemente por un francotirador al que sólo le escuchamos la voz por el teléfono, pero al que se le saca mucho partido introduciendo a través de el un par de giros inesperados que funcionan con efectividad.
Otra cosa que me encantó de esta película es ese humor negro tan presente a pesar de la fragilidad de la situación, aunque este detalle generalmente podría afectar a la credibilidad conseguida, afortunadamente acá pasa todo lo contrario y se generan un par de momentos que te hacen reír involuntariamente (la tragicómica intervención de las prostitutas no tiene desperdicio).
"Phone Booth" es una propuesta que demuestra que con poco -si se aprovecha bien- se puede lograr mucho, transformándose en un tenso y entretenido thriller más que recomendable para disfrutar.
8.3/10
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